¿ES IMPORTANTE SER BAUTIZADO?
Josimar Salum
“He aquí, un etíope, eunuco, alto oficial de Candace, reina de los etíopes, que estaba a cargo de todos sus tesoros, que había venido a Jerusalén para adorar, volvía, y sentado en su carro leía al profeta Isaías.
Entonces el Espíritu dijo a Felipe: Acércate a ese carro y síguelo. Mientras Felipe corría, lo escuchó leer al profeta Isaías y le preguntó: ¿Entiendes lo que has estado leyendo?
Él respondió: ¿Cómo voy a entender si alguien no me lo explica?
E invitó a Felipe a subir y sentarse con él.
Ahora bien, el pasaje de la Escritura que estaba leyendo era este: Fue llevado como oveja al matadero; y como cordero mudo delante de su trasquilador, así no abrió su boca. En su humillación se le negó la justicia; ¿Quién puede describirte la generación? Porque de la tierra es quitada su vida.
Entonces el eunuco dijo a Felipe: Te pido que me expliques a quién se refiere el profeta. ¿Habla de sí mismo o de otra persona?
Entonces Felipe explicó; y comenzando con este pasaje de la Escritura, le anunció a Jesús. Saliendo ellos por el camino, cuando llegaron a cierto lugar donde había agua, el eunuco dijo: Aquí hay agua; ¿Qué me impide ser bautizado?
[Felipe respondió: Está permitido si crees de todo corazón.
Y él respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios.]
Hizo detener el carro, descendieron ambos al agua y Felipe bautizó al eunuco. Hechos 8:27-38
Un hombre o una mujer temerosos de Dios descubre que para ser discípulo de Jesús debe ser bautizado. Y hasta persuade al que le enseñó acerca de Jesucristo a bautizarlo:
Hoy en día se enfatiza que es necesario enseñarle a alguien las cosas de Dios, en una clase especial, para que la persona pueda decidir si se bautiza o no.
La verdad es que lo que inicia a una persona a ser discípulo de Jesús es el bautismo.
“Jesús se acercó y les habló, diciendo:
Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y en la tierra.
Id, pues, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles a observar todo lo que os he mandado. Y he aquí, yo estaré con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”. Mateo 28:18-20
Lo que hace que una persona se convierta en discípulo de Jesús es el bautismo. Sin el bautismo, esta persona ni siquiera se ha convertido todavía en un discípulo.
No hay nada más claro que esta Verdad en todo el Nuevo Testamento.
“Al oír estas cosas, se les traspasó el corazón, y preguntaron a Pedro ya los demás apóstoles, hermanos, ¿qué haremos?
Pedro les respondió: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo.
Porque la promesa es para vosotros, para vuestros hijos, y para todos los que están lejos, es decir, a quienes llamará el Señor nuestro Dios.
Entonces los que aceptaron su palabra fueron bautizados, con una adición ese día de casi tres mil personas”. Hechos 2:37-39, 41
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